De vez en cuando aparecen textos de la nada que te hacen temblar el sentido común, la nostalgia y hasta el equilibrio, por que amenazan con tumbarte según avanzan los renglones y los puntos y aparte.
Carretera y manta, me dijiste una vez. Y me cansé de esperar en el banco solitario al final de la calle, mientras los periódicos me traian noticias tuyas desde la otra punta de la ciudad, y los auriculares desangraban los acordeas de la ultima cancion que me dedicaste.
La última tonta esperando al último tonto.
Veo el humo del tren acercandose, igual es muy tarde cuando vengas a buscarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario