miércoles, 20 de febrero de 2013

Jazz y sábanas desordenadas.


Por que siempre he sido de largos tragos, de cafeína o de whisky, nunca me importó.
Y tú eres más de saborear, de principio a fin. Disfrutando de las pequeñas cosas.

Siempre me ha fascinado la gente que hace las cosas despacio. Que vive despacio para sentir deprisa. 
Sentir, esa gran batalla contra los monstruos de debajo de la cama.

Siempre he buscado la lógica, la explicación, y la forma de mantenerme estable. Como leí una vez, 'tú tan de volar, y yo de no ahogarme - o caerme, que viene a ser lo mismo -. Quién me iba a decir a mí que iba a darme de bruces con una nueva forma de mantener el equilibrio. Chico que vuela, déjame que te pinte las alas, y luego tu me cuentas el truco para volar.

A ver si con el trueque conseguimos engranar los mecanismos, y construir la máquina que nos salve del mundo, del tiempo, y de los saltos al vacío.

Chico que vuela, déjame que te prepare el café, enseñarte mi mundo de sombras,
y todo el caos que llevo conmigo.

Y tú, tú solo preocúpate de que no pierda el equilibro. Y de darme el tiempo justo a que te eche de menos, para después desarmarme con una de esas sonrisas a contraluz. 

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