sábado, 22 de diciembre de 2012

Sometimes end of stories became into new beginnings .



Fuimos los prisioneros de guerra.
Y los que descubrieron que los bajos de la música alteran más que el tequila.

Fuimos los que ganaron y se llevaron a la reina del baile.
Los que le contaron secretos a las farolas,
y le sacaron la lengua al amanecer.
Fuimos los que se perdieron por las calles de esta ciudad que te graba a fuego
las impresiones,
y los recuerdos.

Fuimos los que acumularon latas de cerveza al Sol, quemaron la cámara
a base de sonrisas borrosas,
y los que fundieron los deseos de San Juan.

Fuimos los que pintamos los lienzos,
los sueños y las camisetas,
con óleo, letras de canciones y riffs de guitarra.

Fuimos los que desgastamos las sábanas, le sacamos los colores a la decencia,
y perdimos la cuenta de las eses que hacíamos.
Los que bajo las luces de neón, forjaron grandes leyendas de una noche,
de las que se olvidan,
y de las que quedarán para la posteridad.

Fuimos los grandes, los que te hacen un guiño,
los que te susurran 'Quédate, y dame un bis de eso que haces tan bien.'

Fuimos los apuntes que volaron con el último examen,
las ondas del agua bajo el Sol de verano,
y también fuimos esos besos robados cuando nadie miraba.

Fuimos esas noches largas, faldas cortas
y camisetas rotas.
Fuimos esas noches de lluvia, y neblina de por la mañana.
Fuimos el llegar a casa a deshora,
el desgaste de las calles,
y los deseos que quedan por cumplir.

Fuimos los siete pecados capitales,
combinados, con hielos y una botella de whisky,
fundidos entre canciones que aún nos corren por la sangre.

Fuimos ese año que a ratos fue sobre ruedas,
y a ratos había que tirar de él,
fuimos los niños que crecieron, los adultos que aún no se conocen,
la generación perdida,
de luchadores,
artistas, trovadores, y bufones del destino.

Fuimos ese 2012 inesperado,
y ese fin del mundo, que no fue fin, sino principio.

Asi que mejor quitarse el sombrero, levantar la copa,
y guiñarle el ojo por última vez a la Luna.
Antes de que sea demasiado tarde,
para tener buenas historias que contar,
y de que la resaca nos muerda el culo.






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