miércoles, 10 de octubre de 2012

Dispara, y anótame los puntos suspensivos.




Sí, ese dibujo perdido que quedó guardado entre los textos y los bocetos de las tardes de invierno y las preguntas que se evaporaron con el humo del chocolate caliente. 

Todas esas tardes de puta película con mantita, donde dos universos chocaban y los colapsos quedaban evidenciados por una lluvia de ropa por el suelo, que se mezclaba con los lápices de colores, los botellines de cerveza y los libros de poseía. Todas esas veces qeu las velas se fundieron tras horas de charlas insufribles para el mundo. 

Esas burbujas de pensamiento que no hacía falta decir, la ausencia de nadie y las frases escritas en la pared con carboncillo. 

Un "crimen racional" al lado del dibujo de los niños que fueron. Manchas de pintura que van sumándose a las letras de las canciones, los posters y las fotografías. 

Son raros, son los lados de una misma moneda. Y el peligro de estar tan cerca es que podrían quemarse, pero ambos saben que llega la hora de correr el riesgo y que las sábanas del domingo por la mañana queden manchadas de café mientras la risa sustituye a la radio y nubes pasan imperturbables por la ventana del techo. 

"Partículas de emociones detrás de drogas cortadas."

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